La idea principal del propio cliente giraba entorno al concepto de brutalismo  de los años 50 y 70. Por ello, se eligieron materiales que aludían al estilo de la arquitectura brutalista como el hormigón texturizado que se trasladó a la barra central y que ahora es pieza fundamental del espacio. Aún y partiendo de esta idea, un restaurante debe ser cómodo y brindar esa calidez que todo comensal necesita cuando va a comer. El conjunto de mesas y sillas de madera, la iluminación en tonos cálidos y las plantas naturales se encargan de hacer sentir como en casa. Queríamos potenciar la zona más apartada del local, el almacén y los baños, construyendo particiones con una celosía metálica que aportaba textura. Aplicamos el color identificativo de la marca e iluminamos con neones para darle un punto más canalla. Fue difícil planificar una distribución con tanto ángulo y pilares en el medio, finalmente obtuvimos un espacio abierto con mucha luz natural.

photo by Rosy Salinas Cardenas

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